Los casos de discriminación y acoso laboral por razón de la orientación sexual de los trabajadores han aumentado en los últimos meses o, al menos, lo han hecho los que se denuncian. Así lo han denunciado varias asociaciones en favor de los derechos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGTB).
El presidente de la Asociación Nacional para la Defensa del Trabajador (ANDET), Antonio Valenciano, ha asegurado que el número de casos atendidos por su organización «ha crecido entre un 60% y un 70%» en el último año. Una situación que ha obligado a la organización a poner en marcha una sección concreta para este colectivo. Y ello, a pesar de que esta lacra «parecía superada».
No obstante, el vocal laboral de la Federación Española LGTB, Ximo Cádiz, reconoce que «no hay datos» oficiales de discriminación, sobre todo, por la falta de visibilización: «Si no eres púbicamente homosexual, iniciar un proceso supone asumir unas consecuencias. Siempre necesitas un entorno familiar y económico sólido». A esto se suma el miedo a perder el empleo y, en ocasiones, la vergüenza, añade Valenciano.
El motivo de que el acoso laboral a homosexuales y transexuales haya aumentado en los últimos tiempos se debe, según el presidente de ANDET, a que se está desandando el camino avanzado. «En la anterior legislatura se promovía la igualdad desde el Gobierno con una serie de leyes que ya no se impulsan», dice. Por eso, está convencido de que «lo que dejamos de avanzar día a día se nos vuelve en contra».
Sin embargo, lo más alarmante para Valenciano es que desde el Gobierno se «lanzan unas ideas con la que los empresarios se sienten arropados». Además de las declaraciones de algunos ministros, como el de Interior, Jorge Fernández Díaz, contra el matrimonio homosexual, la reforma laboral ha hecho un daño especial a este colectivo.
En ese sentido, Valenciano admite que «no te despiden porque seas gay», sino que alegan «causas económicas, cambios de horarios, bajadas de sueldo…», algo que, precisamente, ha posibilitado la reforma y que suele ir acompañado de «insultos y burlas». En ocasiones también por parte de compañeros, lamenta Cádiz.
No obstante, una prueba de que la discriminación se produce «en función de unos prejuicios» es que los problemas empiezan cuando se casan, adoptan o su pareja está en el hospital y piden los días libres que les corresponden, salen del armario o llevan a su pareja a algún acto. Así, «las víctimas se responsabilizan» por haber hecho pública su condición, indica el vocal de la FELGTB.
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